“Amigos de las Salinas de Poza de la Sal” se constituye como Asociación el 9 de enero de 1999 en el Ayuntamiento de Poza de la Sal, provincia de Burgos, con los objetivos de conservación, defensa y promoción del antiguo salero pozano.
Sus fines constitutivos, según se indican en el artículo cuarto de sus estatutos, son:
1.- Integrar a cuantas personas estén interesadas en la conservación, defensa y promoción del patrimonio histórico, artístico, arqueológico, geológico, biológico y etnográfico del antiguo salero de Poza de la Sal.
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2.- Fomentar la conservación, defensa y promoción de las salinas de Poza de la Sal.Con este fin la Asociación desarrollará las actividades siguientes:
-informar y apoyar a las personas interesadas por las salinas y su entorno;
-promover el estudio e investigación, así como todo tipo de actividades culturales divulgativas sobre el antiguo salero de Poza;
-actuar sobre Instituciones, Organismos, Entidades y personas, tanto públicas como privadas, para la defensa y conservación de su patrimonio;
-establecer relaciones con Organismos, Instituciones y personas, tanto públicas como privadas, que actúen con idénticos o parecidos fines a esta Asociación.
La Junta Directiva desde 1999 a 2010
Presidente: Pablo PUENTE ROQUE.
Vicepresidente: Elena GUTIÉRREZ PADRONES.
Secretario: Narciso PADRONES NÚÑEZ.
Tesorero: Luis M. GONZÁLEZ MARTÍNEZ.
Vocal 1º: Ana Isabel ALONSO SÁIZ.
Vocal 2º: Salvador DOMINGO MENA.
Vocal 3º: Pedro PADRONES FERNÁNDEZ.
Vocal 4º: Fernando CABREJAS DEL CAMPO.Miembros de la Nueva Junta Directiva desde julio 2010:
Presidente: Narciso Padrones Núñez
Vicepresidente: Eduardo Saiz Alonso
Tesorero: Juan José Ruiz Padrones
Secretario: Luis Mariano González Martínez
Vocales: Pablo Puente Roque
José Tomás López Ortega
Tomás Pérez Güemez
Marce López Ruiz
Cristina Puente Arce
Juan Ignacio Pérez
Elena Gutiérrez Padrones
Fernando Varela López
Julián Valentín Díaz
Socios de Honor de Amigos de las Salinas de Poza de la Sal
En su labor de defensa y promoción del salero y las salinas de Poza, la asociación debe recoger el testimonio de cuantas personas han dejado buena parte de su vida trabajando la sal y de aquéllas que han sabido sacar a la luz los muchos valores que esconde este único lugar.
Para agradecer tan valiosa aportación a nuestra tradición, esta Asociación tiene instituido en sus Estatutos la figura de Socio de Honor. Con ella estamos distinguiendo a aquellas personas que se han destacado en la divulgación del salero, ayudándonos así a descubrir su rico patrimonio y la importancia que tuvieron las salinas de Poza en la historia de España.
Don Ramiro Eizaguirre Berraondo (15 de agosto de 2001)
Nacido en octubre de 1919 en Bilbao . Este hombre entrañable, descubre nuestra villa hace más de cincuenta años como uno más de los veraneantes que en aquellos tiempos descansaban aquí durante los meses de estío. Se convierte en pozano de adopción tanto por su cariño a esta tierra como por casarse con una pozana.
Su afición por la fotografía y la curiosidad por el Salero hicieron que a través de su objetivo plasmara en bellas imágenes una actividad milenaria como es la del trabajo en el salero pozano. Su trabajo, elaborado en los últimos momentos de funcionamiento de las salinas, allá por las décadas de los años 50, 60 y 70 del pasado siglo, ha quedado como testimonio grafico para la historia. Podemos contemplar los valles con las eras , pozos, arquetones, canales, chozas y chozones actualmente arruinados, y los aperos salineros, pingoste, regadera y rodillos, además de los retratos de salineros y salineras en los que supo plasmar el alma de estos hombres y mujeres tan sufridos.
Don Feliciano Martínez Archaga (17 de agosto de 2002)
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A sus labores parroquiales unió las de docencia en nuestro Colegio, amplio sus conocimientos de teología durante cinco años en la Universidad a Distancia y aún le sobró tiempo para escribir un maravilloso libro. Libro que se vio obligado a escribir a requerimiento de vecinos y de los visitantes que se acercaban a nuestro pueblo y que ávidos de satisfacer su curiosidad recurrían a Don Feliciano para que les desvelara los muchos secretos de esta villa. Pretendía cubrir con este obra “Poza de la Sal y los pozanos en la historia de España” dos objetivos fundamentales: contribuir a desvelar y divulgar la escondida historia de nuestro pueblo y tratar de crear la suficiente inquietud y estímulo en la sociedad pozana que ayudara a salvar nuestros monumentos y tradiciones mas ancestrales. Esto que en la actualidad está perfectamente aceptado, nos hace ver la visión de futuro que tuvo Don Feliciano. En el libro hace un recorrido desde la prehistoria hasta nuestros días, desvelando aspectos muy importantes de nuestra historia, nuestras costumbres y de los vecinos más significativos de nuestro pueblo, todo ello perfectamente estudiado y documentado, contado con un lenguaje claro, llano y sencillo.
Hijo de una familia con hondo arraigo en nuestra villa, desde su niñez se ha vinculado con Poza y sus salinas, y a través de su profesión de biólogo e ilustrador científico y su afición a la etnografía se ha distinguido por trabajar en la investigación del salero y de los muchos valores que alberga.
Esto fructificó en 1989 con la aparición de un libro excepcional “Las Salinas de Poza de la Sal”, reeditado en 2001 por la Excma. Diputación Provincial de Burgos, en el que quedan plasmados de una forma magistral todos los pormenores del proceso de fabricación de la sal en Poza. La razón del porqué hay sal en este lugar, el modo de explotación, su almacenamiento y comercialización, junto con la importancia histórica que tuvo nuestra Villa como consecuencia de estos yacimientos salinos, quedan explicados de una forma amena y comprensible en dicha obra. Nos describe también interesantes aspectos humanos del salinero y la salinera y el propio lenguaje que poseían para esta actividad.
Es de destacar sus impresionantes dibujos con los cuales podemos llegar a imaginar cómo funcionaba el Salero y la interesante arquitectura industrial que poseía, desde las cañas y galerías para la obtención de la muera, los pozos, las eras, las chozas con sus aperos utilizados en la producción de la sal, hasta los soberbios almacenes donde el Estado recogía la sal para su distribución a los alfolíes de las provincias castellano-leonesas.