
Obtención de la salmuera o muera
El singular método de obtención artificial de muera ha requerido a lo largo de siglos una importante y disponible cantidad de agua dulce. El agua dulce se obtiene de las fuentes y manantiales que riegan todo el valle, como Fuente Villa, Fuente Banasta, Fuente Fría, Fuente el Canto, Fuente Águila y Fuente Cubo. También existían pozos de almacenamiento de agua dulce para las épocas de sequía, situados en la parte alta del salero conocida como el urnio (voz que pudiera derivar del término prerromano ur, relativo agua). Existen actualmente tres pozos cuya escasa profundidad, de 1 a 1,2 metros, puede deberse al material de derrumbe acumulado sobre su fondo.
El agua dulce se introducía en unos pozos verticales que alcanzaban en profundidad el material salino y que dependiendo del lugar podían ser de 10 a 60 metros. Estos pozos, cañas, son de planta cuadrada, de una vara de lado -aproximadamente 85 cm.- y debidamente entibados por medio de tablas de madera, ripias, que se ensamblaban sólidamente unas con otras mediante una pestaña, el carajo, sin necesidad de otros materiales.
Alcanzada la veta de sal gema se construían unos túneles de sección inclinada, galerías, de no más de metro y medio de altura y menos de un metro de anchura, cuyo suelo era por tanto la propia capa salina. El agua dulce lame el mineral, lo disuelve y se obtiene en el exterior transformada en salmuera, a través de otra caña vertical en el extremo de la galería. La salmuera alcanzaba la superficie, manando de forma natural por la propia diferencia de nivel de entrada y salida, o bien de forma artificiosa por un torno manual también de madera, como todos los aperos e ingenios utilizados en el Salero. Éste constaba de dos manivelas, gangas, y una maroma que portaba dos recipientes, pellejos, de unos 40 litros de capacidad. Para evitar la corrosión de la salmuera eran realizados con una piel de cabra sin curtir –era curtida por la propia muera que la impregnaba constantemente- en la que se colocaba un aro hecho con una rama de avellano o de olmo que constituía la boca de la bolsa. Con gran esfuerzo físico por parte de los salineros conseguían extraer la muera depositándola en el alberque donde se acumulaba para luego distribuirla a cada una de las granjas.