Poza en la Edad Moderna

Poza en la Edad Moderna

Tan importante como la producción de sal fue su comercialización. Con el comienzo de la Edad Moderna supondrá un gran beneficio para el Salero la fundación de la Cabaña Real de Carreteros por parte de los Reyes Católicos. Esta institución, que pervivirá hasta 1836, favoreció notablemente el transporte y la seguridad en la red de caminos, aspectos que mejoraron significativamente las condiciones de trabajo de los arrieros, gremio que durante siglos distribuyó la sal a los alfolíes de las actuales provincias de Castilla y León.

Con los Austrias se introduce un cambio sustancial en la explotación del Salero que afectará a la comercialización de la sal: Felipe II decreta el estancamiento de la sal en 1564, y comienza así un monopolio sobre su venta a cambio del cual la Corona ejercerá su protección sobre la villa y el Salero. Los propietarios salineros se organizan y defienden sus intereses a través de la Comunidad de Herederos de las Salinas de Poza, frente a otras salinas o los excesos de los representantes reales.

La segunda mitad del siglo XVIII es un periodo de revitalización en la explotación de la sal, pues los monarcas ilustrados promoverán en el Salero importantes obras tanto de arquitectura civil como industrial. En 1786, durante el reinado de Carlos III, se comienza la construcción de la Casa de Administración de las Reales Salinas, que proyecta José Benito Cortés del Valle bajo la dirección de la Hacienda Real. La obra finalizará con Carlos IV en 1789. Inmediatamente después se levantarán los imponentes almacenes de sal de La Magdalena y Trescastro o Trascrastro, edificios que aún podemos ver en el Salero. Este monarca también impulsó la construcción de salinas, pozos, cañas y un tercer almacén en el valle de Las Almendreras del que actualmente no quedan restos, y probablemente fue quien también ordenó la construcción de la ermita de la Magdalena –junto al almacén y en el valle de este nombre-, financiada por la hacienda Real, con el fin de que los salineros pudieran asistir a los cultos. 
 
La Comunidad de Herederos de las Reales Salinas de Poza levantó frente al castillo el Picón de Santa Engracia en 1805, en agradecimiento a Carlos IV y a su Ministro de Fomento Miguel Cayetano Soler por estas obras públicas. 

El fin del monopolio estatal se produce con la caída de la Monarquía de los Borbones con Isabel II, en 1868. Después de siglos de esplendor en época Moderna, las salinas comienzan a sufrir un paulatino abandono a partir de finales del siglo XIX, hasta que en la década de los años 70 del siglo XX el trabajo de la sal definitivamente desaparece con las dos últimas granjas salineras en los valles de Rusalado y Lines.